sábado, 26 de octubre de 2013

CÓMIC: LA NARRATIVA DIBUJADA

¿Es el cómic un arte? ¿El cómic es literatura? ¿es el cómic un género literario? 

     La tradición cultural europea ha estado siempre en manos de las altas esferas, una posición donde el cómic o el cine podía ser considerados atractivos de segunda clase no aptos para gustos más refinados. Por el contrario, en los EEUU, la cultura se ha movido más por las masas, de tal forma que ciertas expresiones artísticas han recibido el trato que se merecían. Si nos ceñimos al caso español, el cómic era más conocido como el tebeo, una publicación enfocada de forma exclusiva a los niños mientras que los americanos adultos disfrutaban de las viñetas que acompañaban a los periódicos más vendidos. Sin duda, el tiempo ha concedido al cómic un lugar más equilibrado y privilegiado, una herramienta didáctica para profesores que apuestan por una literatura moderna, actual y cercana a los alumnos.

      El cómic es junto con el cuento ilustrado una de las mejores opciones con las que podemos contar para que el alumno se inicie en el hábito de la lectura. Gracias a la unión entre palabra e ilustración se pueden desarrollar las habilidades necesarias para que el niño desarrolle dos campos expresivos fundamentales:  el lenguaje y la expresión plástica. Como primera toma de contacto con la lectura, se convierte en un medio realmente enriquecedor gracias a la fuerza de su imagen, sin olvidar el componente narrativo ya que también es importante prestar atención a secuencia de hechos que se nos muestra. El esfuerzo intelectual que exige un cómic no es menor que el exigido por una obra de narrativa usual, el niño debe concentrarse y encuentra en las imágenes un gran apoyo para captar la esencia de la narrativa. La idea extendida que menosprecia el cómic en favor la la literatura tradicional pierde fuerza por momentos, cada vez son más la voces que destacan las capacidades creativas que desatan los cómics, obras que generan fieles lectores, iniciados en la lectura que por primera vez empiezan a interesarse de verdad por las obras, los narradores, los ilustradores, algunos incluso hablan de una literatura del futuro.

     Es ilógico iniciar al alumno con obras maestras de los mejores autores, sin duda tienen una gran calidad literaria, pero que no son todo lo adecuadas para los recién llegados a esta artes. Es cierto que con los métodos tradicionales podemos ganar un nuevo lector, pero no lo es menos que corremos el riesgo de que muchos niños, ante la obligatoriedad de leer obras que le son completamente indiferentes, le puedan provocar el rechazo hacia un hábito que se le está intentando imponer. 

     Fue durante la década de los años 60 cuando el cómic empezó a reafirmar sus valores alejados de un producto de segunda categoría, de tal forma que  en 1964, el belga Morris, dibujante de Lucky Luke, propuso considerarla como noveno arte, aunque en realidad sea anterior a aquellas disciplinas a las que habitualmente se les atribuyen las condiciones de octavo (fotografía, 1825) y séptimo (cine, 1886). El cómic es, pues, un arte por derecho propio. El cómic no es literatura, está influenciado por el cine o la literatura, pero no pertenece a ella a pesar de todas las conexiones que nos podamos imaginar.

     Tampoco es un género literario en particular ya que el cómic puede incluir todos los géneros que desee en función de la la historia que estamos narrando. El origen del cómic tampoco puede ser considerado un género ya que hay mangas japoneses de distintos géneros, lo mismo que hay cómics de distintos géneros en cualquier otro país. 

     De esta manera llegamos a la definición de cómic como un medio de comunicación de masas que acompañaba a la prensa y que disfrutó de sus mejores momentos después de la Segunda Guerra Mundial. Con la proliferación de nuevas formas de ocio en la segunda mitad del siglo XX, va dejando de ser un medio masivo en la mayoría de los países, creándose formatos más caros, tales como álbumes, novelas gráficas o revistas de lujo, y buscando nuevos tipos de lectores con temas más adultos, pero también procurando atraer al público de Internet, los videojuegos, el cine y la televisión, medios de comunicación con los que muchas veces interactúa el cómic.

      Hoy día, parece que empieza a estar en auge el cómic, se reconocen y se conocen más sus valores y aportaciones a la cultura general. Los expertos no pueden seguir negando una realidad, el cómic forma parte de un lenguaje artístico y narrativo importantísimo que mueve millones de dólares en todo el mundo. La gente ya no se sorprende tanto cuando les dices que lees cómics, e incluso ves el interés en sus caras y, si no han leído nunca, te piden recomendaciones. El cine, en este aspecto, ha puesto su granito de arena para que la gente quiera leer sobre esos personajes que han visto y les han gustado. O sobre esa historia que les ha calado de forma especial. Así que hoy día parece que “ese salto generacional” que tanto se notaba en algunas zonas, se está normalizando.

      El arte ilustrado y escrito se fusionan para deleitar al lector. Como en la literatura, hay buenos y malos autores, tanto a nivel visual como narrativo. Y como todo en esta vida, ya sean libros o películas, hay para todos los públicos, historias que te gustarán y otras que te parecerán una pérdida de tiempo. Pero quitémonos la idea de que un libro es mejor lectura que un cómic o viceversa, o de que el libro es cultura y el cómic es subcultura. Ideas que son erróneas y pertenecen al pasado se difunden por no estar informados y por no conocer bien de lo que se habla. 







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